Libros que se abren por el hospital

Nuestras lecturas en el hospital Materno-Infantil de Granada de este curso concluyeron hace dos semanas. Hemos acudido allí todos los martes, como ocurre desde hace ya tres años. Durante ese tiempo, la presencia de los lectores y los libros en el hospital ha ido creciendo.

Las sesiones primeras fueron en la ludoteca y en oncología pediátrica, donde continúan y se afianzan.

Más adelante, las habitaciones de las plantas sexta y séptima se convirtieron también en espacios de lectura, escucha y conversación. Finalmente, durante este curso, los libros han llegado a la sala de espera de Urgencias, primero en nuestros brazos y luego en un magnífico carrito que nos donaron.

Ha sido este para nosotros un lugar de descubrimiento y de alegría durante estos meses. Leer en la espera aliviaba y conseguía acortar el tiempo. Donde parecería que la tensión y las preocupaciones inminentes no iban a dejar hueco a la literatura, la atención se hacía más intensa y los cuentos tenían un “efecto contagio” por la sala. Algunos niños, cuando les tocaba el turno en la consulta, nos pedían que les esperásemos para conocer el final de la historia y quedarse a leerla (ya sin urgencia…). En este espacio, además, nuestra lectura en voz alta estaba acompañada por otros lectores que se acercaban de manera espontánea al carrito, cogían un volumen y, en voz alta o en silencio, lo leían: madres a hijos, hermanos a hermanos, una abuela que lo hacía para sí…

Tanto en este nuevo espacio como en las habitaciones, la ludoteca u oncología pediátrica, han sido fundamentales de nuevo los voluntarios, sobre todo voluntarias, que han acudido durante el curso. Gracias a ellas ha sido posible que los libros hayan ido colándose poco a poco por nuevos espacios en el hospital.

Durante la tarde de los martes, en suma, podía uno imaginar el hospital como un espacio conquistado por las palabras, con páginas que se abrían por todas las estancias, a la manera de los Cuentos silenciosos, de Benjamin Lacombe.

Esta presencia, discreta y cuidadosa, acompañada de la palabra poética, que se filtraba los martes por pasillos, goteros, sillas y camas, se hizo visible con música y danza en el rellano de la séptima planta, durante la última sesión de este curso, el 24 de junio. El espectáculo, Báilame un cuento, formaba parte por segundo año de la programación del FEX del Festival Internacional de Música y Danza de Granada. La Asociación Entrelibros ha participado de nuevo en colaboración con el Conservatorio Profesional de Danza Reina Sofía, con coreografías a cargo de Mar Andrés y Eva Pérez. Así, Lucía, Teresa, Fátima, Ariadna, Rosario, Nazaret, Micaela e Indi bailaron vivaces, dulces, alegres, delicadas; y un joven chelista, Rafa, acompañó con su música los cuentos que leyeron Stefania, Sandra, Susana, Liliana y Manolo. Asistieron los niños hospitalizados, pero también sus familiares y personal sanitario.

La ilusión en las caras de los niños durante el espectáculo y sus risas al final, mientras se ponían el atuendo de Cuervo o probaban a acompañar a las bailarinas, fue la mejor recompensa.

Susana

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